La falta de oportunidades laborales, el envejecimiento de la población, la disminución de los nacimientos, el aumento de las muertes o el éxodo de los jóvenes son solo algunos de los males endémicos de Salamanca.
Todos estos factores explican la situación de una provincia que sufre una ‘sangría’ poblacional muy severa, confirmada por los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Estos revelan dos realidades pasadas y futuras que son tan idénticas como negativas para el desarrollo de la provincia: una se refiere a la pérdida poblacional real de Salamanca y, la segunda, prevé una situación muy similar en un tiempo ya no muy lejano.
Así las cosas, y según estas cifras, desde el año 1971 y hasta 2022, la provincia ha perdido la friolera de 53.549 habitantes, lo que supone un descenso de 14% del censo poblacional, al pasar de 379.629 ciudadanos a los 326.080 actuales.
Estos números, tan reales como poco halagüeños pertenecen al pasado, pero el futuro poblacional que le espera a Salamanca no es mucho mejor; la proyección del número de habitantes del INE hasta el año 2037 no es nada optimista y refleja que la provincia perderá más de 17.000 habitantes desde 2023. O lo que es lo mismo, un 5,6% de población, 1.239 habitantes por año, 103 al mes o 3,4 cada día.
Este hecho no hace otra cosa que reflejar que las políticas llevadas a cabo durante las últimas tres décadas en Salamanca y en Castilla y León no son las adecuadas, por la imposibilidad de atraer o retener el talento, facilitar la llegada de nuevas empresas a la provincia o fijar una población rural que cada día está más abandonada en lo que se conoce como la España vaciada.
Los datos de población, en cifras:
1971: 379.629 habitantes
1980: 365.716 habitantes
1990: 359.132 habitantes
2000: 347.045 habitantes
2010: 350.888 habitantes
2022: 326.080 habitantes
Situación idéntica en Castilla y León
Por su parte, la situación en la comunidad tiene el mismo camino que la de la provincia de Salamanca, gobernada por el PP desde hace más de 30 años.
Su nivel de población ha sufrido un deterioro importante después de perder 178.068 habitantes desde 1990, un 7% de la población total, tras pasar de los 2.554.037 de hace 32 años a los 2.375.596 ciudadanos.
En cuanto al dato de proyección de población en el tiempo, la comunidad castellana y leonesa también va a sufrir un golpe muy duro hasta 2037, con una pérdida de habitantes que alcanza los 89.471 personas, 6.390 al año, 532 al mes o casi 18 al día.
Todos estos datos dejan a provincia y comunidad en una situación muy complicada para explicar su desarrollo económico por la fuga de talento, jóvenes y el elevado número de muertes en comparación con el de los nacimientos.
