La falta de planificación en la Gerencia de Atención Primaria, y la ausencia de sustituciones de las vacaciones y las bajas del personal sanitario, está provocando que las peticiones de cita para ser atendido por un médico de familia se demoren una semana e incluso, en algunos facultativos, más de diez días.
La situación es aún mucho peor en la provincia o zonas rurales donde la demora, e incluso la falta de atención en este primer nivel sanitario, es mucho mayor.
La falta de planificación en la Gerencia de Atención Primaria de Salamanca de cara al verano está provocando que en la mayoría de los Centros de Salud de la capital sea imposible conseguir una cita para ser atendido por el médico de familia sin una demora de una semana o, incluso en alguno de ellos, de más de diez días.
Los recortes en personal, y la falta de sustituciones de los profesionales que están de baja o de vacaciones, está en el origen de esta falta de diligencia y planificación de los responsables sanitarios de Salamanca. Un hecho que está provocando además de la demora y listas de espera intolerables, una sobrecarga de trabajo en los profesionales de estos Centros de Salud que se están viendo absolutamente desbordados y sin poder atender a los pacientes con las debidas garantías de calidad y dignidad y, como consecuencia de esto, la saturación y el colapso de los servicios de urgencia que se ven también afectados por saturación de usuarios y pacientes que deberían ser atendidos en el primer nivel, en atención primaria o un médico de familia.
Este hecho se está produciendo con mayor asiduidad y gravedad en la provincia y las zonas rurales de Salamanca, donde en los pueblos, sobre todo los más pequeños, rara vez se cubre o se sustituye la baja del facultativo por vacaciones o enfermedad y son el resto de profesionales que no están de vacaciones o de baja, los que tienen que asumir todo el trabajo.
Situación que se agrava por los desplazamientos que tienen que hacer entre una localidad y otra, teniendo que realizar muchos kilómetros para prestar atención médica con la consiguiente pérdida de tiempo y por tanto la lógica pérdida de eficiencia y de calidad en la atención sanitaria, un aumento insoportable de la presión laboral para los profesionales, despilfarro de recursos, dinero, medios, y muchas dificultades por no decir imposibilidad para la organización, tras verse obligados a tener que propiciar una alteración en los horarios y los días de atención a los pacientes que desconocen la mayoría de ellos cómo, cuándo y de qué manera van a ser atendidos. Y todo ello cuando, tal y como los responsables sanitarios saben y deben conocer, que es en verano cuando la población aumenta de forma muy considerable en la gran mayoría de los municipios y localidades de las zonas rurales.
En definitiva, una nefasta planificación de los responsables sanitarios de Salamanca que, unida a la escasez de personal y de profesionales, de infraestructuras, de medios y de recursos económicos que padecen los pueblos de la provincia, está poniendo en peligro la salud y la vida de una población que es cada vez más vulnerable, con menores y peores servicios, y mayores necesidades.